Me acuerdo de cuando era pequeñita, la cantidad de perrenchas que me habré cogido con tres, con cuatro y con cinco años, creo que son incontables, lo que no pensé tener era una de esas 12 años más tarde.
Definitivamente, y por mucho que digan, siempre se queda una parte de ese niño que fuiste, tanto para bien como para mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario